domingo, 18 de abril de 2010

El Fumador y otros relatos


Leer este libro de cuentos no fue más que la consecuencia de haber experimentado el placer de leer Gente que baila sola. Marcelo Lillo, un escritor con formación en pedagogía en castellano, debe ser de lo mejor que se puede encontrar en las librerías chilenas, superando con creces a varios de los autores súper ventas. Un hombre al que el medio nacional demoró en reconocer el talento, y que ahora que está en la cima, dudo que olvide fácilmente.

El Fumador es el libro primogénito de Lillo, y se nota. Sus cuentos son trabajados con finura, ejercicio poco común en la literatura nacional. El lector es alguien importante para Lillo, pero no demasiado, por lo que el equilibrio en el estilo y la historia es perfecto. Lillo es complejo, pero lo justo y necesario para no opacar la historia con un lenguaje oscuro. A estos cuentos hay que dedicarle tiempo, pero no es una tarea titánica, sinceramente da gusto leer estas páginas. Leer a Lillo ofrece la sensación de estar consumiendo literatura, pensada y trabajada, y no un libro estándar, como de cadena de producción.

Usted se preguntará ¿A quién se parece este autor? Siempre los autores se parecen a otros autores. Pues bien, Lillo posee una prosa similar a (y ojo con el personaje a nombrar) Donoso. Ya lo dije en el comentario a Gente que baila sola, Lillo a veces puede parecer muy donosiano, por lo que no faltará el que comente “Lillo no es más que un usurpador de la prosa de Donoso”, pues yo digo otra cosa, Lillo tiene la suerte de contar con un talento como el de Donoso, y escribe parecido a él, pues en hora buena, felicitaciones, ya quisiera acercarme siquiera al talento que ostentaba Pepe. Es un agrado leer cuentos escritos con dedicación, preocupación y cariño por el lector. Lillo asume que el lector no es tonto, le ofrece un poco de reto, sin ser insulto. Maravilloso.

No voy a decir mucho más sobre el fumador, pues una prosa tan buena, es capaz de defenderse por sí sola, solo un comentario, o mejor dicho un consejo. Si usted busca literatura de esa que no se olvida, de la que se puede comentar con los amigos, de esa que lo deja pensando, de la que le saca una risa y un suspiro, y a veces asco y a veces rabia, busque los libros de Lillo, cualquiera de los dos (se viene una novela) léalos y gócelos, no se arrepentirá.

Aquí lo encuentra