jueves, 25 de febrero de 2010

Crónicas e Historias escritas con Vino


Un arrebato, eso es lo que tengo en mis manos, un arrebato. Tincada o antojo, quería leer algo sobre vinos ¿la razón? Me gusta el vino, porque el vino es bueno, y escarbando por ahí me encontré con una serie de librillos muy simples y poco ostentosos, escritos por un prócer en la materia, el señor Rodrigo Alvarado Moore.

Fue en una de esas idas consumistas a la librería, cuando le pregunte a don José, que si tenía algo sobre vino, pero no de variedades, sino que de crónicas, historias, anécdotas. Mientras buscaba en el estante dimos con este pequeño anecdotario del vino. Crónicas e Historias escritas con Vino se llama el librillo que comentaré en este momento, un libro honesto y como dije antes, sin ninguna ostentación. Don Rodrigo asume que su obra es una compilación entretenida sobre el vino, repleta de diferentes tópicos, como por ejemplo el origen del vino, el origen del nombre del vino y pequeñas historias sobre el vino chileno, leyendas y desmentidos. Tengo que decir que disfruté mucho el tiempo que pasé con este librito, de fácil, rápida y entretenida lectura.

Crónicas e Historias escritas con Vino es una recopilación de columnas publicadas por Alvarado en diferentes revistas sobre la materia. Relatos cortos y amenos, muy recomendados para los que buscan una literatura para conversar y que lo replete de datos simpáticos para la sobremesa. Advertencia, su lectura puede provocar ganas de beber, sugiero un Pinot y una tablita de diferentes quesos.

Aquí lo encuentra

martes, 23 de febrero de 2010

Gente que baila sola


No, no he dejado botado este espacio, no puedo desprenderme de este pequeño rinconcito, blog regalón, libre expresión y guía espiritual para quizá cuanta alma en pena. Instancia de búsqueda para una buena compañía (libros, por supuesto).

Rápidamente justifico mi lejanía. Vacaciones. También tengo vida, y no solo la uso para leer, aunque en este tiempo pude concluir cuatro libros simpáticos, los que serán debidamente comentados.

El libro que ahora voy a comentar fue como una de esas manifestaciones divinas, del tipo aparición o milagro, esas cosas que uno dice “no puede no ser acto divino toparme con esto” o “el destino es algo maravilloso, gracias diosito”. Luego de terminar Quemar un Pueblo mi nivel de tolerancia había explotado, y la depresión se apoderaba de todo lo que me rodeaba, no podía creer que a alguien le publicaran algo tan malo, y peor aún, que yo lo hubiera comprado para leerlo. En buen chileno, estaba profundamente bajoneado y mientras perdía la fe en la cultura occidental, me puse a ver noticias en uno de esos canales de información constante, ahí fue que me encontré con un reportaje sobre un escritor novel, pero viejo, que primero había sido éxito en España, para luego ser tomado en cuenta en Chile. Me llamó la atención eso, que aquí no lo hayan tomado en cuenta (la media novedad), así que partí a la librería regalona a buscar sus libros. Aquel hombre tenía en sus cuentos la llama para hacerme creer otra vez, en las letras nacionales.

Gente que baila sola es el segundo libro de Marcelo Lillo, escritor chileno, de mucha experiencia, pero poca publicación, recién convertido en profesional a los 50 años. Gente que baila sola es un libro de cuentos, conformado por historias donde la soledad es la protagonista, cuentos donde el existencialismo y pérdida del sentido, se toman el control de las páginas. Gente que baila sola debe su nombre a uno de los cuentos, pero también hace honor al resto del libro, son cuentos de gente que por algún motivo, bueno o malo, ha quedado sola y ha decidido llevar su existencia desde la tribuna del puro ego. Alguien podría preguntarme “¿De qué se tratan los cuentos?” Y yo solo podría decir “pues su respuesta se encuentra en el titulo, el libro trata de cuentos sobre gente que ha decidido bailar sola”.

Tengo que decir que después de leer Quemar un Pueblo, la sensación de desolación fue tremenda, y que fue una bendición encontrarme con este libro y este escritor, me volvió el alma al cuerpo, confié nuevamente en la literatura chilena, no estamos tan perdidos si le damos espacio a gente como Marcelo Lillo.

Hablemos un segundo de lo que el lector se podrá encontrar cuando decida leer Gente que baila sola. Marcelo Lillo es un escritor, directamente influenciado por el gran José Donoso, por lo que algunas de sus páginas podrían parecerle familiares. Comentaba con un amigo esta situación y él me decía “oye, pero entonces no es original, esta copiando”, no voy a decir lo contrario, puede ser que copie, pero lo hace muy bien, además que copiarle a Donoso, es copiarle al mejor de la clase, hacer solo eso es una gracia, démosle merito, escribir como Donoso, y que no se vea como un calco (porque si bien, se ve la influencia, no es alguien que quiera ser Donoso, el hombre quiere ser Lillo), sino que como influencia directa, es todo un logro, yo por lo menos disfruté mucho los cuentos.

Gente que baila sola es un libro para gente exigente, dispuesta a impactarse con pequeñas historias, dispuesta a sufrir un poco con los personajillos patéticos, identificarse con algunas situaciones que ameritan vergüenza. Gente que baila sola es un gran compilado de cuentos tematizados en la soledad. Un gran escritor, una gran obra, recomendado a todo el mundo que quiera atreverse a experimentar buena literatura, aunque esta le robe un par de risas y un par de llantos.

Y aquí lo encuentra

lunes, 1 de febrero de 2010

Quemar un Pueblo



Hace días que un libro chileno venía repercutiendo en mi cabeza, luego de escuchar su nombre en el podcast Somos Millones. Busqué comentarios en internet y en todas partes decía que el libro era una maravilla, de lo mejor que se ha escrito en el último tiempo, que su creador es un ser prolífico, capaz de publicar tres libros en un año, y de gran factoría cada uno. Luego de esos antecedentes, era imposible no acercarse a la librería regalona y preguntar por un ejemplar de Quemar un Pueblo de Patricio Jara. Una rápida lectura a la contraportada, como para saber en qué me estaba embarcando y sobre todo, para saber que decían otras personas sobre la obra que tenía en mis manos. Pero algo me llamó la atención, no hay comentarios de nadie en la contraportada, y se utiliza ese espacio solo para explicar rápidamente que se trata de un libro sobre un circo de freaks.

Pues lo compré. Que no tuviera comentarios identificados en la contraportada me llamó la atención y me puso un poco nervioso, afloró sobre mí la sensación de “la embarré”, pero nunca lo iba a saber si no lo leía, así que manos a la obra, aunque ya la cosa se veía extraña.

Antes de explotar, voy a empezar por el análisis más técnico. Quemar un Pueblo es una novela del escritor Patricio Jara (creador de Pratt, libro que ahora no quiero leer), uno de los miembros de esta especie de generación 2000 de la literatura chilena (Baradit, Bisama, Mellado, etc.). De rápida lectura (muy rápida, lo leí literalmente en una tarde) y de lenguaje muy simple, Quemar un Pueblo trata de un tipo que funda un circo de fenómenos que recorre Sudamérica mostrando a estos deformes que con el tiempo han desarrollado ciertas habilidades circenses. Este circo llega a un pueblo entre Tongoy y Los Vilos, pueblo muy conservador y los que les hacen la estadía una miseria, decidiendo el dueño del circo irse, sin antes quemar el pueblo. Entre medio se cuenta la historia de cómo los deformes llegan al circo y como la historia se mezcla con un grupo de esclavos negros y un oso que llega nadando a la playa del pueblo. Esa es toda la novela (en serio, esa es toda la novela).

Ahora la explosión. Sé muy bien que una de las premisas del blog es comentar textos y hacerlo desde el fuero interno, y asumiendo lo subjetivo que puede ser un comentario. No busco generar escuela ni discusión, sino que ofrecer guía a quien desea leer algo interesante, o que por lo menos para mí es interesante. Pero aquí debo hacer a un lado la compostura y dejar la diplomacia y la tolerancia a lo diferente. Quemar un Pueblo es un libro pésimo, debe ser una de las novelas más malas que he leído en años. Hasta el bodrio de Carcuro tiene elementos rescatables (un par de anécdotas).

Quemar un Pueblo es lamentable por varios motivos.

Primero. La extensión. En principio parece una novela muy novedosa, muy atrevida, pero su historia, para que se exponga de una forma total, necesita por lo menos unas 300 páginas más de las que tiene (tiene 142 páginas, que con letra normal podrían ser como 70). Esta historia en la pluma indicada habría sido un hit. Donoso, perfectamente podría haber escrito esto, y transformarlo en su segundo Pájaro, pero no. Jara es mezquino en las páginas, y por lo tanto en la escritura, no hay desarrollo de nada, no hay mayor detención en los personajes, ni de las tramas o situaciones.

Lo segundo lamentable es el lenguaje. Está bien querer no ofrecer un lenguaje hermético, pero no es malo darle cada cierto tiempo al lector un poco de metáfora o frases pensadas. El texto carece casi de meditaciones, de dobles lecturas, o mensajes. Es un libro que no le deja nada al lector, que entrega todo de manera desnuda, no hay retos, por lo que todo se torna muy predecible y monótono. Los diálogos son demasiado simples y la narración se limita a contar lo que no se ve, nada más.

Y lo tercero, y lo que termina de hundir a este libro. La historia. La historia no es tan mala. Recordemos, un grupo de fenómenos de circo que llegan a un pueblo conservador, lo que genera una suerte de pugna entre los líderes del pueblo y el dueño del circo, pugna que termina con el pueblo en llamas, muy simpático, pero el desarrollo de la novela hace de la historia central un absurdo de pies a cabeza, repleto de pasajes que no tienen nada que ver con la historia central, ni siquiera sirven de complementó a la historia de la novela. Hay por lo menos dos o tres personajes que podrían no estar. Pareciera que Jara no quiso hacer la pega de desarrollar un libro en serio, con una historia que permite un gran desarrollo (300 o 400 páginas) y para no hacer esa gran tarea, prefiere contarla de forma bien general y rellenar con una multiplicidad de historias absurdas, que lo único que hacen es usar hojas. Horrible.

Lo sorprendente de todo esto, es que la crítica especializada encuentra que este libro es una maravilla, un gran ejemplo de esta nueva narrativa y bla bla bla. Yo me pregunto, si la edición que yo tengo será una especie de abstracto hecho con Word, y que la novela real está escondida solo para que la lean los expertos.

Finalmente, tengo que decir que enfrentarme a esta Novela fue algo terrible, me hiso sentir que esta todo acabado, que la literatura en Chile está condenada y que no podremos salir nunca de Donoso y los escritores del Boom. Gracias a Dios que descubrí a Marcelo Lillo (Próximamente…).

Quemar un Pueblo se lo recomiendo a… Quemar un Pueblo no lo recomiendo. El único incentivo que veo para leer ese libro, es el de rebatirme o encontrarme a razón. De ante mano le digo, no es mi culpa si lo compró.


Aquí lo encuentra